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ANECDOTARIO
El barrio fue al teatro y quedó una frase…
Don Francisco Peroncini cerraba el negocio de la yesería y cuando no iba al club, sus pasos se dirigían hacia el Teatro Argentino, donde ensayaba y actuaba. Nacido en Italia, en su país había estudiado ópera en la Scala de Milan. El “Checo” (apodo que devino de su chuequera) era también hombre de competir en bochas y en ciclismo. Pero en la música encontrará una especie de religión para su alma noble. Llegó a actuar en agosto de 1948 en el Colón, en Capital, junto al barítono Beniamino Gigli. Los vecinos de la barriada Brandsen, casi todos amigos entre sí, una vez recibieron la invitación de Peroncini para una de esas obras de teatro musicales. La expectativa fue en aumento y se acomodaron para verlo en los palcos del emblemático teatro ubicado entre las avenidas 51 y 53 de La Plata. Pero conforme pasaban los minutos, nadie había visto a Peroncini, hasta que por allá, recién sobre el final, el corpulento dirigente de Brandsen entró en escena y con su voz impactante lanzó a los cuatro vientos:“¡La cena sta pronti, Porota!”. Una frase, eso fue todo el repertorio que le tocó al “Checo”. Por mucho tiempo se escucharon las risotadas de aquellos vecinos que pensaban verlo un poco más…
Un vocal muy inquieto y popular
El “Checo” pisó suelo argentino en 1918 y en este país nacieron sus hijos. Uno de ellos también se destacó por el timbre de voz y sus condiciones para cantar. Hamleto Peroncini (el nombre responde a la adoración del padre por el teatro, aunque tuvo que agregar una “o” porque no le permitían la raíz inglesa del original), también tuvo sus horas de fama cuando se inscribió en un concurso de la emisora de radio Belgrano. Se presentó con un bolero y ganó. Lo curioso es que Hamleto, más conocido por “Toto”, se anotó con un nombre artístico: Carlos Peron. Todavía faltaba para que el general fuese el Presidente de los argentinos. El concurso llevaba el nombre de “Federal” porque era auspiciado por una importante marca de jabones.
Aquel vocal de la naciente AC Brandsen empezó a recibir cartas de todos lados, incluso de admiradoras, pero como su mujer se puso firme no prosiguió con la carrera artística, pero fue un empresario multifacético. Trabajó en la construcción, hasta que quiso cambiar y probó otras alternativas: compró una fábrica de galletitas, más tarde un barco pesquero, una fábrica de baterías y fue concesionario de Siam Di Tella y de una empresa láctea, La Martona, cuya publicidad se aprecia en esta foto en el estadio de Gimnasia y Esgrima La Plata.
Aquel vocal de la naciente AC Brandsen empezó a recibir cartas de todos lados, incluso de admiradoras, pero como su mujer se puso firme no prosiguió con la carrera artística, pero fue un empresario multifacético. Trabajó en la construcción, hasta que quiso cambiar y probó otras alternativas: compró una fábrica de galletitas, más tarde un barco pesquero, una fábrica de baterías y fue concesionario de Siam Di Tella y de una empresa láctea, La Martona, cuya publicidad se aprecia en esta foto en el estadio de Gimnasia y Esgrima La Plata.
Bailar y reír a carcajadas
El sábado 20 de noviembre de 1948, en El Día, se publicaba a dos columnas una de las grandes celebraciones: “Hoy 21.30. Asociación Cnel. Brandsen. Los reyes de la risa: Buono Striano. Típica: López Osorio (con sus mejores tangos). Las orquestas: el ritmo sincopado de Alabama Jazz (ex Cuaci Ibarra)”. Aquella publicidad no olvidó los medios de transporte para llegar a 60 entre 23 y 24: Tranvía 5. Micros 13 y 14. “La CD se reserva el derecho de admisión”, remataba.
La difusión en esa época sabía de otros usos y costumbres, principalmente, anotar quiénes eran ls artistas que nos visitaban en la pizarra ubicada en el ingreso a la Sede. Entre los datos, los precios. Socios con carnet $ 2. Invitados $ 4. Damas, 0,50. Socias con carnet, gratis.
Brandsen apenas llevaba 6 años y se constituía en el centro de la vida comunitaria.
La difusión en esa época sabía de otros usos y costumbres, principalmente, anotar quiénes eran ls artistas que nos visitaban en la pizarra ubicada en el ingreso a la Sede. Entre los datos, los precios. Socios con carnet $ 2. Invitados $ 4. Damas, 0,50. Socias con carnet, gratis.
Brandsen apenas llevaba 6 años y se constituía en el centro de la vida comunitaria.
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